Panteón de Tlajomulco: Un Recorrido Distinto

En un jueves de Otoño alrededor de las 8:30 de la noche, a tan sólo 40 minutos al Sur de Guadalajara, da inicio un recorrido distinto. Se trata de un recinto que fue creado a fines del siglo XVIII en el Municipio de Tlajomulco de Zúñiga ubicado entre las calles de Higuera y Fray Antonio Alcalde y Barriga Norte.
La noche era oscura y había llovido un poco así que el ambiente refrescaba y hacía que una neblina espesa se levantara entre las tumbas del antiguo cementerio municipal. Bajo la luna, all exterior del panteón, ubicado a unos cuantos metros del edificio administrativo del Gobierno de Tlajomulco, se agrupaban jóvenes de entre 14 y 28 años de edad, señoras y curiosos que buscaban formar parte del recorrido que todos los jueves del mes, cobra vida en tan célebre municipio.
Poco a poco, un miembro del personal fue ordenando a los asistentes en una línea para que su ingreso fuera más rápido. Así, a las 9 en punto ya el cementerio estaba dispuesto para recibir a sus invitados.
Pronto, el grupo de visitantes se ubicaban al inicio del recorrido, las luces son apagadas y tras cerrar la puerta de herrería vieja con un gran candado, Don Rubén Guzmán, actual guía del cementerio, con un lúgubre ademán aparece en la penumbra encendiendo un cigarrillo, entre el asombro de los espectadores y el silencio que reina en la paz del panteón.
De esta manera da inicio una noche de historias espeluznantes, pasos entre tumbas y un sin fin de anécdotas guiadas por Don Rubén, esta figura que desde hace más de 15 años custodia de noche este recinto lleno de misterio y que ha visto, hasta donde nos pudo contar durante el recorrido, cosas inexplicables para el ojo humano.
Así, el hombre que lleva más de una década guardando el recuerdo de sepulturas que datan, algunas, de hace cerca de 300 años, guía a sus invitados al paso en que transitan por entre las tumbas en la oscuridad, con la única ayuda de una lámpara, para narrarles la historia del niño que tras una muerte trágica vuelve de tanto en tanto, cuando sobre su tumba le dejan dulces, para comerlos mientras nadie mira y dejar tan sólo las envolturas intactas o la del brujo del pueblo que en vida podía transformarse en distintos animales y que ya muerto, en repetidas ocasiones ha desaparecido de su sepultura dejando detrás la lápida abierta.
Lo que se puede ver y escuchar, además de las narraciones de Don Rubén, se quedará en el panteón para aquellos que decidan vivir el recorrido en carne propia. Lo que es seguro es que cada jueves a las 9 de la noche, el cementerio esperará por quienes con valor anden por entre sus tumbas, para escuchar estas historias.
Para tener en cuenta
A todas las personas que deseen participar de esta experiencia les informamos que es necesario hacer reservación al teléfono 32 83 44 33, pues el recorrido está limitado a 35 participantes. También les recomendamos traer ropa cómoda y una linterna.