Si bien es cierto que se observó una mayor actividad militar en Jalisco con la llegada de las Divisiones del Norte y del Noroeste del ejército Constitucionalista (bajo el mando de Francisco Villa, Lucio Blanco, Álvaro Obregón y Manuel M. Diéguez), hubo pronunciamientos a favor de Francisco I. Madero en Guadalajara.
Fueron determinantes los levantamientos armados que surgieron en regiones del interior de Jalisco, acaudillados por Ramón Romero en Ahualulco; Cleofás Mota en Ciudad Guzmán; Leopoldo Leal en Tequila; Isidro Michel en Autlán; y Julián Medina en Hostotipaquillo, entre otros.
Asimismo, dos tlajomulquenses (por nombrar a los principales) tuvieron una importante participación en el movimiento revolucionario: Julián del Real y, sobre todo, Eugenio Zúñiga Gálvez. Con el llamado de Francisco I. Madero al alzamiento armado contra el régimen porfirista, mediante el Plan de San Luis del 5 de octubre de 1910, Julián del Real se unió a la lucha. Viéndose obligado a abandonar Tlajomulco el 8 de diciembre, junto a su familia (también revolucionaria), estableció en la zona de Ameca la sede de sus operaciones revolucionarias.